jueves, 20 de mayo de 2010

LA RED SANAR INAGURA UNA NUEVA SEDE EN DEÁN FUNES, CÓRDOBA.

El 21 de mayo, a las 17 horas, se realizará el lanzamiento de la quinta filial, en la provincia de córdoba, de la Red Sanar, la cual brinda asistencia gratuita en los trastornos del espectro ansiedad – depresión. Con tal motivo se realizará una misa y luego el doctor Roberto Re, médico psiquiatra, director y fundador de la Red Sanar, ofrecerá la conferencia, libre y gratuita: Nuestra vida emocional, en la catedral de la ciudad.

El nuevo nodo de la Red Sanar contará con la coordinación general de la Dra. Gisella Albertini, quién será acompañada por un grupo de prestigiosos profesionales en distintas disciplinas, capacitadas por el equipo del doctor Roberto Ré y la Dra. Betty Biberti, coordinadora regional de la zona centro y norte de nuestro país.
La Red Sanar, hace catorce años, trabaja en la prevención y asistencia gratuita de los trastornos de la ansiedad, el distrés, el distrés postraumático, la fobia, el pánico, los trastornos obsesivos compulsivos y la depresión a través de un programa psicoeducativo en seis niveles, proporcionándole al paciente una cura integral multidimensional en los aspectos físicos, emocionales, mentales, sociales y espirituales.
Alrededor de 400.000 personas fueron tratadas y recuperadas gratuitamente con el método propuesto por el Dr. Roberto Ré, en las sesenta filiales que posee la Red en nuestro país y en las delegaciones de Brasil, México, Bolivia y Chile.


INFORMES:
Lugar: Catedral Nuestra Sra. Del Carmen (9 de Julio 325 – Dean Funes)
Fecha de apertura: Viernes 21 de mayo de 2010
Coordinadora General: Dra. Gisella Albertini.
Equipo de profesionales: Lic. María A Dobledo, Lic. Luciana María Gli, Lic. Sonia Beatriz Monier, Lic. Julieta Magali Ruiz , Lic. Estela María Soria.
Coordinador Espiritual: Monseñor Aurelio Kûhn y el Padre Raúl Martinez

martes, 23 de febrero de 2010

Las enfermedades de la crisis de 2001 están de regreso

Advertencia de médicos y psicólogos. Según datos de expertos en distintas disciplinas están en aumento el estrés psicosocial, las gastritis, y el insomnio, entre otras . Las causas: incertidumbre, escepticismo y "miedo a ser la próxima víctima".
En el hospital de Clínicas, el médico Roberto Fayanás dice que no para de atender pacientes que creen que van a tener un infarto porque llegan ahogados, con el cuello duro y la sensación de que el corazón les va a explotar. Pero luego de estudios, los diagnostican con estrés psicosocial. Lo mismo ocurre en el Hospital Udaondo: la jefa del departamento de Diagnóstico y tratamientos, Alcira Fiorini, cuenta que la gastritis es la consulta más común, pero que también es producto de nervios y ansiedad. Estas escenas se repiten en diferentes hospitales de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, consultados por Clarín. Según los médicos, las enfermedades presentes en la crisis de 2001 están de regreso. "Notamos un aumento de tasas de consultas por estrés psicosocial, que desencadena síntomas físicos, emocionales y mentales, tanto a nivel hospitalario como en consultorios. Cuando le preguntamos al paciente '¿Cuándo empezó esto?', mucha gente nos dice que a partir de 2001, aunque en ese momento no necesariamente se trató. Otros los repiten y hasta empeoran", afirmó Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés. El psiquiatra Roberto Sivak, director del Instituto de psicotrauma de Buenos Aires y coordinador de la sección intervención en desastres del Hospital Teodoro Alvarez, detalló que el aumento de consultas se da por tres situaciones clave: "Temor, en la perspectiva, de perder el empleo o dinero, como ocurrió en 2001. Las vivencias de inseguridad cotidiana y el aumento de la susceptibilidad: muchos tienen pánico de salir a la calle porque les da miedo que les pase algo". Un temor que también impuso la Gripe A. Según Fayanás, "los cuadros con los que llegan al hospital son equivalentes a los de 2001-2002 porque la gente tiene la sensación de que el país es una hecatombe". Sivak remarcó que las causas son el "desasosiego, escepticismo e incertidumbre generados por la inseguridad, intolerancia y estrés que está viviendo el país".El estrés es generado por cualquier amenaza que va en contra de la seguridad individual o de un ser querido. Carlos Sica, coordinador de Emergencias psicosociales, explicó que "una persona necesita dos estructuras: la psicológica individual y la social. Si la seguridad pública va en contra nuestro, nos vemos amenazados". Lo ejemplificó: "Cuando vimos que las instituciones tambaleaban en 2001, la gente sintió desesperanza, faltas de proyecto, irritabilidad", dijo.Gabriel Kessler, investigador del Conicet, agrega otro factor: el temor que influye en la seguridad de una persona como una especie de "presión ecológica". El estrés psicosocial tiene síntomas claros. Los más frecuentes son las contracturas en el cuello, los hombros y la zona lumbar; insomnio, gastritis y dolores de cabeza, entre otros. También hay signos emocionales y mentales (Ver infografía). Mirta Averbuch, jefa de la unidad de Medicina del Sueño del Instituto de Neurociencias Fundación Favaloro, contó: "Nuestros centros están desbordados de casos que comenzaron con problemas para conciliar o mantener el sueño, y de insomnios. Los pacientes comentan una sensación de incertidumbre, agobio, nervios, miedo a salir a la calle y tensión".Christian Sánchez Saizar, médico dermatólogo de la Sociedad Argentina de Dermatología, relató lo mismo: "Vemos un grupo de afecciones dermatológicas, mediadas mayormente por mecanismos inmunológicos y alterados por situaciones de estrés. También enfermedades psicodermatológicas que empeoran en situaciones de estrés emocional: pacientes que lastiman su piel de tanto rascarse, se arrancan el pelo o se comen las uñas de modo patológico".Para Roberto Re, psiquiatra y director de la ONG Red Sanar, las consultas por trastornos mentales asociados a la inseguridad en Capital aumentaron un 30%, y en el Gran Buenos Aires un 35%. Los expertos dicen que no se puede abordar el estrés de manera social, si no individual. Aconsejan: tomar conciencia pública, tener una educación inclusiva, alejarse de aquella circunstancia que genera estrés y apoyarse en familiares y/o amigos, ser positivo y aprender técnicas de relajación.

¿CON QUIEN CELEBRAR LAS FIESTAS?

Llega fin de año y con ello los balances, las corridas, las reuniones con amigos, con los compañeros de trabajo, con viejos conocidos, el estrés, el cansancio y las fiestas, junto a ellas la pregunta inevitable ¿Con quien pasarlas? ¿Con la familia, con los amigos o en soledad para evitar conflictos?Frente a esta disyuntiva, desde la RED SANAR, proponemos hacer aquello que nos haga sentir bien con nosotros mismos, por supuesto, sin olvidar al otro, encontrar un sano equilibrio. Es importante aprender a descubrir y a reconocer aquellos mandatos insanos, que guían nuestra vida, provocando, la perdida del goce de nuestra libertad. Entendemos como mandato a las creencias, que pueden ser positivas o negativas, las cuales poseen una fuerza normativa, que representan una ley dentro de nosotros, las cuales si no las cumplimos nos sentimos mal. Todos hemos incorporado mandatos que nos han enseñado desde la infancia, muchos de ellos, hoy, no resultan operativos para nuestra vida cotidiana. Razón por la cual es necesario aprender a discernir, con claridad, cuales son los negativos, romper con ellos y obtener una mayor libertad.En las últimas décadas se logró superar algunos mandatos y aparecieron nuevos modelos para celebrar las fiestas, como las reuniones multifamiliares, con amigos o parejas, lo importante es no quedarse solos ya sea para paliar la tristeza, o bien, para compartir la alegría, alejarse de los seres queridos no es aconsejable. Diciembre es un mes cargado de una sensibilidad especial, es una instancia de replanteos donde se agudizan sentimientos de angustia y se tiende a hacer un balance que no siempre deja saldos positivos. Razón por la cual consideramos, que el espíritu de la navidad, seamos o no creyentes, nos impulsa a fortalecer nuestros vínculos sanos, que representan una herramienta de crecimiento.Para que las fiestas sean saludables y no una fuente de conflicto y sufrimiento, es necesario conocernos, estar en contacto con nuestro interior para llegar a “ser uno mismo”, lo cual requiere el uso de la libertad responsable, donde soy “yo” quien elige las opciones y nos los otros los que deciden por mi. Conocernos nos permitirá realizar nuestras propias elecciones, liberándonos de dependencias externas, ya sean provenientes de personas u objetos. Para lograrlo se debe llegar a cabo la contemplación interior, a través de la autoobservación y autoaceptación, como ya lo decía Platón la vida que no se examina no merece ser vivida. Es saludable conocer qué es lo que uno tiene adentro y ordenarse para poder ser coherente con aquello que pensamos, sentimos y hacemos.En la actualidad las nuevas tecnologías y el auge de las redes sociales impulsaron el reencuentro con viejas amistades, con parientes lejanos, muchas personas que se encontraban solas hallaron en estos medios una forma de paliar su soledad, en nuestro país es una tendencia reciente y en alza, entonces nos preguntamos ¿se podrá celebrar la noche buena o recibir el año on line? ¿Será para aquellas personas que se encuentran solas, no por elección sino por circunstancias de la vida, una manera saludable de vivir las fiestas en compañía? son interrogantes que nos plantemos, la respuesta estará en el interior de cada persona. Sin lugar a dudas Internet ha modificado la forma de relacionarnos con nuestro entorno, fomentando nuestra esencia como seres vinculados y vinculantes, nacidos para vivir en comunidad. Por otro lado, los fóbicos sociales, son personas que sienten un miedo irracional o desproporcionado a la exposición social, padecen esta época del año, donde abundan las reuniones y las fiestas, en tanto y en cuanto, les moviliza angustias no resueltas previamente, entonces deciden aislarse, lo cual no es una muy buena opción, ya que es un trastorno que bloquea e invalida socialmente, en forma gradual, a quienes lo sufren. Para poder hacerle frente es fundamental afrontar la dificultad y no evitarla, es por eso que se les recomienda, particularmente, decidir celebrar el nacimiento de Jesús y el año nuevo en compañía de aquellas personas que lo hacen sentir a gusto. Decidir con quién y dónde celebrar las fiestas genera conflictos internos entre el quiero y el debo, por un lado y por el otro, conflictos vinculares, los cuales por lo general son preexistentes. Teniendo en cuenta que son situaciones que se repiten todos los años es saludable dialogar, negociar y establecer ciertos acuerdos ya sea con la pareja, con la familia o con los amigos, respetando la decisión del otro, siendo flexibles ante circunstancias especiales y aceptando el acuerdo. Es necesario buscar el camino más saludable para librarnos de todas las ataduras provenientes de las viejas creencias, las cuales nos esclavizan, enferman, y limitan nuestras aptitudes y actitudes más valiosas.Los afectos son el clima interior de nuestra vida psíquica, es la energía de la que emerge el ánimo vital, la inteligencia y la voluntad. Los momentos afectivos son inherentes a la condición humana. Viven y vibran con ella en todas sus dimensiones. La persona, a través de la afectividad, posee una dinámica propia, la cual se expresa en las relaciones vinculares. Esta condición emocional – afectiva le otorga al hombre una cierta sensibilidad, que le permitirá crecer y evolucionar, o bien, quedar a la merced de la vulnerabilidad emocional. El hombre como un ser en desarrollo se encuentra en la constante búsqueda del bienestar, de la madurez y la felicidad. Y esta se logra a través de un profundo trabajo interior, teniendo en cuenta sus seis dimensiones: física, emocional, mental, social, valórica y espiritual, en un entorno de amor sano y maduro, en relación consigo mismo, con los otros y con el Otro trascendente.Mas allá de la espiritualidad que encierra las fiestas en general y la Navidad, en particular, seamos o no creyentes, representa un momento de regocijo, que nos llama a rodearnos de amigos, familiares o seres queridos, y porque no, construir nuevos vínculos, lo cual fortalecerá nuestra salud emocional, en primer lugar, nuestra salud mental y por ende nuestra salud física. El estar y compartir este momento con aquellas personas que son comprensivas y contenedoras es la mejor terapia, para cualquier dolencia que se pueda llegar a exacerbar en esta época.